● De los 5,5 millones de litros de leche cruda que se producen al día, en nuestro país, cerca de dos millones se utilizan en la industria formal para su buen procesamiento.
● El producto restante se comercializa en el sector informal para evitar mayores pérdidas, sin embargo no se asegura su calidad e inocuidad.
● Los miembros formales que forman parte de la cadena del sector lácteo apuestan por la innovación y promoción de nuevas medidas de seguridad en sus procesos productivos.
Quito, junio de 2023.- En nuestro país, la cadena láctea genera aproximadamente USD 1 400 millones al año por la producción e industrialización de la leche y sus derivados, representa el 1 % del PIB y el 4 % del sector, además de que crea empleo para más de un millón de familias que se dedican a esta actividad.
La comercialización de leche dentro del sector informal es una problemática vigente, en la que se ha trabajado constantemente para erradicarla, pues este canal afecta a toda la cadena de valor contando desde el pequeño productor hasta el consumidor. Especialistas determinan que la falta de cuidado, inocuidad, calidad y salubridad de este alimento sensible puede provocar enfermedades y afectaciones a la salud para aquellas personas que lo ingieren, además de originar un descenso del consumo —tomando en cuenta que es un producto fundamental dentro de una alimentación adecuada— y causar un desbalance a nivel socioeconómico.
Por ello, representantes del sector público y privado plasman su compromiso de trabajar en pro del sector y alcanzar la formalidad en su totalidad, a través de acciones como controles, capacitaciones y el fortalecimiento de la productividad para lograr un desarrollo integral y óptimo de la misma, además de que se considera importante reconocer y dignificar el ejercicio de aquellos pequeños y medianos productores que se encuentran en la informalidad para atraerlos hacia la formalidad.
Ser parte del sector formal lácteo tiene una serie de ventajas, pues la formalidad permite el mejoramiento constante de la industria, potencia la competitividad, innovación y uso de herramientas tecnologías para perfeccionar los procesos de producción, brinda oportunidades de expansión en el mercado nacional y global, valora a cada eslabón que forma parte de la cadena y cuida la salud y alimentación del consumidor.
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