● En Ecuador, el consumo per cápita de leche es de 110 litros por año, una cifra baja relacionada con la media de 170 litros por año que recomienda Unicef.
● La leche es un superalimento que aporta macro y micronutrientes y es rica en proteínas de alto valor biológico esenciales para el correcto desarrollo del organismo.
● El consumo de lácteos está relacionado con la prevención y tratamiento de diversas patologías como obesidad, hipertensión arterial, diabetes, dislipemias y osteoporosis.
Quito, septiembre de 2022.- Socialmente, la leche y los lácteos son reconocidos como un alimento básico, elemental y completo para el ser humano, gracias a sus inigualables propiedades y bondades nutricionales. Su contenido de proteínas de alto valor biológico, hidratos de carbono grasa y electrolitos, además de nutrientes como calcio, magnesio, fósforo, hierro y zinc, vitaminas (D, A, K y B12) los vuelven imprescindibles para la nutrición humana en cada etapa de vida.
Según información proporcionada por el Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (MAGAP), el consumo per cápita de leche en el Ecuador es de 110 litros por año. Esta cifra está muy por debajo de recomendaciones internacionales y evidencia que en Ecuador la demanda de leche es menor a la de otros países, a pesar de que, según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), en el territorio se producen aproximadamente 6,6 millones de litros diarios de leche cruda, actividad que es, además, una fuente de ingresos para aproximadamente 1,3 millones de ecuatorianos que están en el campo y que tienen relación directa e indirecta con este producto.
La leche y sus derivados son esenciales para la nutrición humana, y son clave en la lucha contra la desnutrición. En ese sentido, varios actores tanto del sector público y privado han puesto en marcha iniciativas y programas socio-educativos para fomentar e incrementar la ingesta necesaria de este superalimento.
El sector lácteo en nuestro país y en toda la región cumple un rol importante desde el punto de vista social, económico y ambiental, ya que es una industria generadora de empleo para un alto número de productores, familiares, mujeres y jóvenes, es una actividad sólida para la economía, y garantiza la soberanía alimentaria de nuestra sociedad.
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